viernes, 4 de noviembre de 2011

Qué más dará!


Todo viene por este video.


Las personas están muy por encima de cualquier religión o acto religioso, SIEMPRE. A mi me da absolutamente igual cómo se le denomine. Eso sí, lo que no tolero es que no se le pueda denominar de una forma determinada (matrimonio) porque a un sector desgraciadamente muy grande le haya apetecido un día hacer caso a un grupo de descerebrados que hace dos milenios crearon la mayor mentira de la humanidad.

Por favor, hace falta más sociedad y menos parafernalia eclesiástica. Es sólo una cuestión humanidad. Sé que no puedo reclamar respeto cuando yo no lo tengo, pero suplico humanidad en detrimento de la religiosidad.

En esencia: no importa cómo se le llame sino el por qué no se le quiere llamar.

Parece que las cosas se quedan aquí

Me he dado cuenta de que la fuerza/entereza/madurez de una persona no aumenta constantemente con la vida de la misma, sino que hay situaciones que promueven esta evolución personal.
Una confesión puede desencadenar ese mecanismo fisiológico que lleva al plano intelectual a experimentar una serie de cambios que te hacen dejarte atrás en el tiempo. ¿quién soy?.

Ahora valoro y quiero. Ahora rechazo. Ahora lo sé